Agradecimiento

     En el camino que he recorrido para dar vida a esta investigación, hay un sinfín de corazones llaneros que han iluminado mi horizonte con su generosidad y apoyo. En primer lugar, deseo expresar mi más sincero agradecimiento a la familia Toledo, cuya disposición y calidez al abrirme las puertas de su casa, de sus vidas, su legado y su historia han sido un regalo invaluable. Su disposición para ser entrevistados me permitió conocer la esencia y obra de Emilio Toledo, un hombre cuya vida y legado resuenan en cada persona de Mantecal. Gracias por compartir sus recuerdos y anécdotas, que han hecho reverdecer mi trabajo y han hecho palpables las huellas que dejó en nuestro pueblo de Mantecal.

     Hago un agradecimiento especial a Wilson Toledo, que aunque ya no esté físicamente entre nosotros, su voz, su música y su legado perduran en cada palabra compartida durante nuestra conversación. Su generosidad al recibirme y su disposición para compartir canto, música y recuerdos sobre su padre Emilio Toledo, me brindaron una perspectiva preciosa que enriqueció profundamente mi trabajo. Me siento honrada de poder rendir homenaje a su memoria y a la de su padre a través de este trabajo. Gracias, Wilson Toledo, por su generosidad y por ser una luz en mi investigación.

     Doy gracias mi abuela, Silvia de Mendoza, cuyo testimonio sobre los acontecimientos de nuestro pueblo son una llama viva importante. Su sabiduría fué igualmente fundamental en este viaje, le agradezco por su amor y por ser un faro de conocimientos sobre nuestras tradiciones. Sus relatos han hilado una conexión entre generaciones, recordándome la importancia de nuestras raíces y la historia familiar.

     Asimismo, agradezco a mis padres, Yullys Milano y Enders Mendoza, quienes con su apoyo incondicional y aliento constante me han impulsado a perseguir mis sueños musicales. Su ayuda práctica y emocional ha sido un pilar en la realización de este proyecto, al igual que a mi hermano, quien me acompañó en plenos soles mantecaleños a hacer la investigación, y por ello, les estoy eternamente agradecida.

     A la comunidad de Mantecal, cuyas voces y relatos de grandes parrandas y momentos con Emilio Toledo han contribuido a pintar un retrato más vibrante de su persona, les doy las gracias. Cada conversación, cada historia compartida, ha sido un hilo que se ha estructurado en el tapiz de esta investigación, haciendome consciente que la memoria colectiva es un tesoro que debemos cuidar y celebrar.

     A todos ustedes, les agradezco de corazón. Este trabajo no solo es un homenaje a Emilio Toledo, sino también a su familia, a Wilson Toledo y un tributo al pueblo de Mantecal que los vió crecer, y a las almas que han compartido su historia conmigo, por eso, presento este trabajo, con la esperanza de que sus voces sigan resonando en el tiempo.

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