Biografía

     En la casa de un pueblo llanero, entre paisajes de cielo despejado y arboles llenos de aves que susurran historias, nació Pedro Emilio Toledo Gonzalez, conocido como Emilio Toledo, el 21 de junio de 1937, en el noble pueblo de Achaguas, estado Apure, Venezuela. Desde sus primeros años, Emilio fue envuelto por la rica tradición musical que caracteriza a su tierra y un entorno donde los acordes del cuatro, arpa, mandolina y bandola que tocaba su padre, de quien heredó su nombre y apellido,  lo llevaron de forma natural a apreciar aquel arte llanero. Ademas, el canto de los llaneros que lo rodeaban se entrelazaban con la cotidianidad. Fue en este ambiente fértil donde brotó su talento innato para la música, cimentando así su destino como compositor y folclorista.

     La vida de Emilio Toledo dió un giro significativo en 1974, cuando se mudó al hermoso pueblo de Mantecal, corazón llanero del estado Apure, junto a su amada esposa, Maria Esther Acevedo de Toledo. Juntos construyeron y establecieron su hogar en el Barrio Lindo (cuyo barrio fijó su nombre en los tiempos de su llegada), que se convirtió en un vibrante centro musical para todos, donde la pasión por la música llanera y el amor a las parrandas se transmitió a sus diez hijos: cinco varones y cinco hembras. Como bien señala su hijo mayor, Wilson Toledo, “el 60% de la familia somos músicos. Tocamos, cantamos y las que no cantan, bailan”. Este legado musical no solo fortaleció los lazos familiares, sino que también cimentó su legado en la comunidad de Mantecal.

     Cabe destacar que Emilio Toledo no solo fue una figura importante de la música llanera, sino que también sembró las semillas de su legado musical en sus diez hijos. Wilson, Sonia, y su hermano Luis Emilio, reconocidos compositores, cantantes y ejecutores, continuaron la tradición familiar, al igual que Jhonny, quien es un talentoso ejecutante del cuatro venezolano. Sonia y Wilson con experiencia en estudios de grabación, tienen discos de musica llanera con canciones de su autoría, interpretaciones y composiciones de su padre que le rinden homenaje. Este legado no solo se refleja en la música que producen, sino también en la profunda conexión que mantienen con la cultura llanera, asegurando que la herencia de Emilio Toledo perdure en las generaciones futuras, como lo menciona Jhonny Toledo "queremos que los nuevos, los miembros que vienen atrás, sigan manteniendo el nombre del apellido Toledo en la música". Así, su casa sigue siendo un refugio donde la música se vincula con la historia familiar, manteniendo vivo el espíritu de un hombre cuya vida estuvo dedicada a la celebración de su tierra y su gente.

     Emilio fue conocido por su jovialidad y espíritu generoso, creando un ambiente donde la música florecía, como nos comentaba Wilson en una entrevista "Él llegaba a cualquier reunión donde yo estaba, apagado, así como suelen ser muchas veces las reunicones, él llegaba y le ponía ánimo a aquella vaina". Los hermanos Toledo recuerdan con cariño las noches de serenatas, donde su padre junto a ellos salían a dar música a las damas y caballeros del pueblo en festividades como Día de las Madres o el Día del Padre. Wilson relata que “salíamos a las 3 de la mañana a dar una serenata”, una tradición que unía a la comunidad en celebración y alegría. La familia Toledo, unida por la música, fue un ejemplo de cómo el arte puede ser un vínculo profundo entre generaciones. Cabe destacar que la familia Toledo realizó en el pueblo de Mantecal, en diciembre del año 2020 ,el Toledaso Gaitero. Cito a Wilson Toledo:

Tocamos la gaita, la cantamos con nuestros sobrinos, tocamos los tambores, las panderetas, o sea, hacemos un equipo completo. Aquí, en la casa hay gaitas, que creen que estan llegando a Maracaibo. Entonces, nosotros tenemos el privilegio de tener oído musical, que es la herramienta más importante para un músico cantante para poder desplazarse en ese medio.

     Es digno de mención que Emilio Toledo dedicó su vida a plasmar en su música el amor y la belleza de su pueblo de Mantecal. Su obra está marcada por una profunda conexión con el caño Caicara, la tierra que habitó, sus historias y sus gentes. Composiciones como "Amanecer en Mantecal", "Caicara se van tus aguas", "Reverdecer de los Módulos", "Mantecal en primavera" y "Caicara tú volverás" son testimonio de su amor por el llano y su deseo de capturar la esencia del paisaje y la vida cotidiana de su comunidad. Estas canciones no solo reflejan su talento como compositor, sino también su habilidad para narrar historias a través de la música, convirtiéndose en un cronista de su tiempo. A través de sus letras, Emilio evocó imágenes vívidas de los amaneceres en Mantecal, la alegría de las festividades y la melancolía del desvío del caño Caicara, convirtiéndose en la voz de una comunidad que lo apreciaba y que encontraba en sus melodías un eco de sus propias experiencias.

     Por otra parte, Toledo es recordado como uno de los grandes compositores apureños y de Venezuela. A pesar de no contar con una formación académica formal, sino hasta segundo de primaria, Emilio se sumergió en el mundo de la lectura y la cultura, lo que le permitió nutrirse de diversas influencias. Además, sus diferentes trabajos dentro de la comunidad de Mantecal también lo motivaron a aprender más y sobre más cosascomo la justicia y la política. Sus hijos destacan que su padre era un ferviente y amante lector que se mantenía al día con la prensa, lo que a menudo inspiraba sus composiciones y le daba un vocabulario precioso. Con una producción estimada de entre 130 y 140 canciones, muchas de ellas fueron interpretadas por artistas destacados como Francisco Montoya, Jesús Moreno, Adilia Castillo, Reina Lucero, Cristobal Jimenez, Un Solo Pueblo y Simón Díaz, llevando su música a públicos lejanos y asegurando que su legado perdurara en el tiempo.

     Entre sus composiciones más destacadas se encuentra "Amor Desconocido", una canción que trascendió fronteras en los 60s y fue grabada por numerosos artistas, convirtiéndose en un clásico de la música llanera apureña. Esta obra no solo captura la esencia del amor y la nostalgia, sino que también se convirtió en un himno de serenatas, una tradición que la familia Toledo hacía en su pueblo, donde salir a cantar a las damas se consideraba un acto de celebración. Nuestro amigo Wilson Toledo comentó en la entrevista que recuerda con cariño cómo esta canción se prestaba para esos momentos especiales con su padre, ya que para él era su amigo más cercano, cito a Wilson:

Nosotros salíamos a las 3 de la mañana, a las 4 de la mañana a dar una serenata a una hermosa dama, en el Día de las Madres, en el Día de los Padres y así sucesivamente. Nosotros salíamos por todas las calles del pueblo a dar serenata. Entonces, esta canción se presta mucho para ese tipo de serenatas porque Amor Desconocido dice que te "vengo a perturbar tu sueño, despiértate amor querido, para que oigas el lamento" (canta ese pedazo de canción). Esta canción de hecho, hace poco nos escribió por las redes un amigo nuestro de aquí en Venezuela que es venezolano que está en España, que se metió en las redes y buscó las canciones venezolanas más famosas y entre las 10 canciones estaba Amor Desconocido.

 Además, Emilio compuso "Brisas de Achaguas", una pieza que, aunque no registrada a su nombre, es reconocida como una de sus creaciones más emblemáticas, resonando en festivales y reuniones familiares, evocando el paisaje y la cultura de su tierra natal. Otras canciones notables incluyen "Adiós Santa Ana del Táchira" y "Mi Regreso a Santa Ana", ambas grabadas por el célebre Jesús Moreno. Estas piezas narran historias conjuntas de amor y reencuentro.

     Más allá de su arte y belleza musical musical, Emilio Toledo demostró un profundo compromiso con su comunidad al desempeñarse como jefe de la Junta Comunal y Juez encargado en Mantecal. En su rol como jefe de la Junta Comunal, Emilio se dedicó a promover el desarrollo integral de la comunidad, liderando iniciativas para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Así, su visión lo llevó a impulsar la creación de la primera línea de transporte que conectaba Mantecal con Caracas, facilitando el acceso a oportunidades y recursos para sus paisanos. Además, ayudó a promover la lectura llevando el diario "El Universal" a los hogares mantecaleños, fomentando el conocimiento y la información. Su liderazgo no solo transformó la infraestructura y los servicios de Mantecal, sino que también fortaleció el tejido social, cultural y el sentido de comunidad entre los habitamtes del pueblo que tanto lo recuerdan con cariño.

     Emilio también fue habilidoso en el área del contrapunteo y su talento para improvisar versos se lo enseñó a sus hijos mayores, afirma Jhonny Toledo, lo que lo convirtió en una figura destacada en las parrandas llaneras. Es digno de mención que su hogar se transformó en un punto de encuentro para artistas de renombre, donde las tardes y noches se llenaban de música, risas y camaraderia con sus colegas y amigos. Como menciona Wilson: “todos llegaban a visitar a Emilio Toledo... Aquí había un arbol de cañafísula... lo llamaban `el palo de Emilio`, porque todo el que venía decía `vamos pal palo de Emilio` porque estaba la parranda pues, era simbolo de parranda". Así, creaban un ambiente de celebracón y unión que perdura en la memoria colectiva de la comunidad. Muchos artistas como Iris Camacho, Teo Galindez, Reina Lucero, Reinaldo Armas y artistas colombianos, pasaron por su casa, haciéndola un refugio de música llanera.

     La vida de Emilio Toledo tuvo un trágico desenlace el 15 de enero de 1992, cuando un accidente automovilístico cambió el rumbo de la historia familiar. Resultó en un accidente cerca de Mantecal a horas de la tarde-noche que le causó graves lesiones en su lado izquierdo del cuerpo. Rapidamente fue movilizado a un hospital en San Fernando de Apure, donde se le amputó el brazo izquierdo debido a la gravedad de sus heridas. A pesar de los esfuerzos médicos en el hospital, su estado se deterioró y tomarón la decisión de trasladarlo a Valencia, estado Carabobo, para aumentar sus posibilidades de vida. Allí, vieron necesario amputar su pierna izquierda. Un mes despues, el 12 de febrero, como el caño Caicara que se encontraba en Mantecal, su viaje llegó a su fin, fundiéndose en la inmensidad del llano.

   El cuerpo físico de Emilio Toledo, fué llevado al pueblo de Achaguas, donde llegó al amanecer. Cito a Jhonny Toledo:

... amaneció en el pueblo de Achaguas. Lo recibieron y no lo querían dejar venir porque ya la gente sabía lo sucedido, lo querían demasiado y no lo querían dejar, o sea, nos imploraban que lo sepultáramos allá en Achaguas pero está sepultado acá. Nuestra sorpresa fue cuando nosotros llegamos acá a Mantecal, la gente se volcó a la entrada de Mantecal, lo bajaron del carro fúnebre, lo trajeron a pie de allá de la entrada del pueblo hasta la casa...

     La triste y estremecedora noticia de su muerte resonó en cada rincón de Mantecal. Los habitantes, que lo querían profundamente, organizaron un emotivo recibimiento a su llegada, marchando en masa para darle el último adiós. Fue un evento conmovedor, donde la gente lo despidió con canciones y lágrimas, recordando el significado que tuvo Emilio Toledo en sus vidas y en la cultura local. Fué un velorio de música llanera. Llegaron artistas de todos lados a cantar como simbolo de despedida y agradecimiento. Cuenta Silvia de Mendoza, habitante del pueblo, quien estuvo presente en mencionado acontecimiento, lo siguiente:


     Los restos de Pedro Emilio Toledo Gonzalez descansan en el cementerio del Chacero en Mantecal, cumpliendo su último deseo de reposar en la tierra que tanto amó y que lo acogió con los brazos abiertos. Emilio Toledo fue más que un músico; fue un embajador de su cultura, un hombre animado, alegre, comprometido con su gente y generoso que se convirtió en un baluarte de su comunidad. Su legado musical perdura en las melodías y letras que continúan inspirando a nuevas generaciones. La familia Toledo se esfuerza por mantener viva su memoria, honrando la tradición musical que él tanto veneró y transmitiendo su esencia a través de cada nota y cada canción, como el títilo del disco de Wilson Toledo: "El Artista Nunca Muere".

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